El seguimiento de movimientos oculares es una técnica muy utilizada desde hace años para estudiar cómo las personas dirigen su atención hacia los objetos y sucesos de su entorno. Es una tecnología que nos permiten saber dónde mira la persona y durante cuánto tiempo lo hace. Además, sirve para identificar trayectorias y patrones de atención visual.
La técnica se basa en iluminar el ojo con una fuente de luz infrarroja (que no produce ningún efecto ni ninguna molestia) para provocar reflejos que detecta una cámara de infrarrojos. Mediante la detección de esos reflejos infrarrojos el sistema identifica las características geométricas que se utilizan para calcular la dirección de la mirada en fracciones de tiempo muy pequeñas (por ejemplo, por cada milisegundo). El instrumento que nosotros usamos con más frecuencia parece una pantalla de ordenador, pero que emite la luz infrarroja. Cuando la persona está a unos 60 cm de esa pantalla, presentamos imágenes, videos, dibujos animados, etc. hasta que termine la sesión. Registramos la atención del participante mientras se presentan esas imágenes en cada fracción de tiempo y, a partir de esos datos, el programa de análisis nos permite calcular la duración de la fijación, la cantidad de veces que la persona se fija en un objetivo, las secuencias de fijación y la ruta de la mirada para múltiples objetivos.
En algunos casos podemos utilizar un equipo de seguimiento de la mirada montado en unas gafas o en la cabeza para registrar los movimientos oculares en situaciones naturales. Por ejemplo, cuando dos personas están jugando juntas.